(EL URBANO DE CHACABUCO) Gabriel Soler habló sobre le daño que causan los agroquímicos en distintos órdenas y el proceso que los une con la siembra directa. El veterinario participó en la jornada del Concejo Provincial de Salud y Medio Ambiente.
El Urbano: ¿Cómo abordar una problemática tan común en el interior de la provincia como el de los plaguicidas?
Gabriel Soler: yo soy médico veterinario especializado en impactos ambientales y métodos agropecuarios de trabajo. Lo cierto es que mucha gente en el campo habla de “los remedios” pero no sabe no son remedios, son agrotóxicos. ¿Por qué? Porque son tóxicos para los seres humanos, para los animales silvestres, para la micro flora y la micro fauna del suelo. Todo lo que es agrotóxico y tóxicos químicos son malos para todos. Para los suelos, para la biodiversidad, y para la salud de las personas, en forma directa para los aplicadores, para los pobladores que están cerca de los lugares donde se hacen las aplicaciones ya sean aéreas o terrestres, e indirectamente, a las personas que van a consumir luego los alimentos, donde puede haber residuos o trazas.
Trazas son pequeñísimas cantidades pero en el tiempo se van sumando y van a producir a la larga, en 5, 10, 15 o 20 años, situaciones crónicas de todo tipo.
EU: ¿El uso de agroquímicos es algo que se impone por el mismo mercado o proceso productivo?
GS: Es como una escusa. Es la parte de propaganda ideológica y de producción de que sin eso no se puede funcionar, cuando toda la vida se produjo sin agrotóxicos. A partir de la segunda Guerra Mundial fue que se empezaron a aplicar fuertísimamente hasta la fecha de hoy.
Hoy se están usando en Argentina por año, tanto en soja, como maíz y los demás cultivos, cerca de 300 millones de litros. Se habla en litros, pero yo digo 300 mil litros cúbicos, que es una monstruosidad. En soja son 200 mil y los 100 mil restantes se usan en los otros cultivos.
¿Cuánto es 200 mil metros cúbicos? Serían 5 manzanas urbanas de 100 metros de lado, con un alto de 5 metros. O 4 manzanas de largo por 5 de fondo con 1 metros de líquido. Una pileta de esa cantidad.
Todas esas cantidades se calcula que alcanza en el país a unos 12 millones de habitantes que están en contacto directo o indirecto con los efectos de los agrotóxicos.
EU: ¿Cuál sería la alternativa?
GS: La alternativa debería ser comenzar una política de estado de producir sin agrotóxicos.
Está la nueva Secretaría de Productores familiares en el Ministerio de Agricultura de la Nación que habla de que se puede producir sin agrotóxicos y hablar de agroecología.
Entonces, a partir de ahí se pueden producir alimentos sin agrotóxicos.
El hecho es que en nuestra mesa, todos los días, los argentinos hasta el 2005, que se hizo un estudio del CONICET y otros organismos internacionales sobre le Censo 2002, el 65% de los alimentos que comemos viene de productores familiares y pequeños productores. Esos productores, en un alto porcentaje, producen sin agrotóxicos.
Deberíamos seguir comiendo alimentos sin agrotóxicos. Es posible y necesario que así sea, porque los resultados sobre patología y enfermedad son inmensos.
EU: ¿Eso también involucra abordar otros temas que son las mismas semillas que se utilizan?
GS: El tema de los agrotóxicos es un paquete tecnológico, en el cual están las semillas transgénicas que son preparadas para soportar hervicidas que matan todo lo verde; y con el método de la siembra directa.
Por esto la siembra directa es tan importante y tan famosa. La siembra directa no funciona si no es con agrotóxicos.
Entonces es un paquete tecnológico compuesto por semillas transgénicas, agrotóxicos, y siembra directa. Todo eso lleva a la concentración de la producción tanto en tierras compradas y más aún, entre un 70% y un 80%, en tierras rentadas para la producción de soja, maíces transgénicos y algodón, y arroz hoy en día.
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